Leyenda de las medias naranjas

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Contaba Aristófanes que, en un principio, la raza humana era casi perfecta. Los seres humanos tenían formas redondeadas: la espalda y los costados colocados en círculo. Contaban con cuatro brazos, cuatro piernas, dos rostros y una sola cabeza. El mito lo representa como el primer Adán: era un andrógino o hermafrodita. Tales cuerpos resultaban muy vigorosos y concibieron la idea de combatir a los dioses. Zeus, entonces, planeó un medio para debilitar a los seres humanos: dividirlos en dos. Y asi fue, separó el cuerpo en dos sexos y el alma en dos, manteniendo un solo espíritu, obteniendose dos mitades que siempre anhelarían unirse, pero que evolucionarían individualmente. A partir de ahora serían más débiles, andarían solo con dos piernas y pasarían toda su vida buscando otra mitad para volver a ser perfectos. El mito afirma que al unirse estas dos mitades sentirán una comunión interna intensa y total.
Desde entonces los seres humanos nos vemos condenados a buscar entre nuestros semejantes a nuestra media naranja con la que unirnos en abrazos que nos hagan más “completos”.